martes, 18 de mayo de 2010





la imprenta ocasionó cambios en la forma de conocer



Los modos de formación de los conocimientos se han ido transformando a través de la historia del hombre, y esos cambios han coincidido con el surgimiento de nuevas tecnologías. Raffaele Simone denomina Fases a estas grandes transformaciones en las formas de aprender, y advierte que hay formas de saber que estamos perdiendo, afectando de esa manera nuestra identidad y tradición.



Así como la Primera Fase coincidió con el invento de la escritura, la Segunda Fase comenzó veinte siglos después con el invento de la imprenta, la cual hizo del libro, hasta entonces carísimo e irreproducible, un bien de bajo precio y casi popular, que permitía a un público vastísimo el acercamiento a textos que hasta entonces sólo podía oír contar oralmente. El libro ha sido durante muchos siglos, y sigue siéndolo, una especie de símbolo del conocimiento y de la cultura.



A pesar de sus aparentes diferencias, estas dos grandes Fases tienen un aspecto en común. Las transformaciones que conllevaron influyeron en las dos caras de una misma operación: escribir y leer. Gracias al libro, se tiene la impresión de que los conocimientos están más a salvo, que la conservación y transmisión del saber no es un problema.



El texto electrónico versus el libro impreso



"El libro ya no ejerce más el poder que ha sido suyo, ya no es más el amo de nuestros razonamientos o de nuestros sentimientos frente a los nuevos medios de información y comunicación de los que a partir de ahora disponemos". Esta observación pertenece al historiador del libro Henri-Jean Martin.



En un reciente artículo, Roger Chartier indica que la aparición del texto electrónico no trajo aparejados solamente cambios de orden técnico sino que implica modificaciones sustanciales en las formas de leer. Al mismo tiempo, dice el autor, es imperativo que las bibliotecas se ocupen de preservar los libros, ese patrimonio capital de la humanidad.



Disociados de los soportes en los que tenemos la costumbre de encontrarlos , los textos (el libro, el diario, el periódico) estarían, de ahora en adelante, consagrados a una existencia electrónica: compuestos en el ordenador llegarán a un lector que los aprehenderá en una pantalla. Las modalidades de producción, de transmisión y de recepción de lo escrito han soportado una la transformación radical y hasta revolucionaria.



Esta revolución es para algunos mayor que la de Gutenberg, que transformó a mediados del siglo XV la técnica de reproducción de los textos y de la producción de los libros. La invención de la imprenta no modificó las estructuras esenciales del libro. El libro impreso fue el heredero directo del libro manuscrito por la organización en cuadernos, por la sucesión de sus páginas, por la jerarquía de los formatos. Con la pantalla sustituyendo al códice, el cambio es mucho más radical ya que son los modos de organización, de estructuración y de consulta de lo escrito que se encuentran modificados.



En consecuencia, la revolución del texto electrónico no es solamente una revolución técnica sino también una revolución de la lectura. Leer sobre la pantalla del ordenador no es leer en un códice manuscrito o impreso. la representación electrónica de los textos modifica, en efecto, totalmente su condición: sustituye la materialidad del libro con la inmaterialidad de textos sin lugar propio; opone a las relaciones de contigüidad establecidas en el objeto impreso la libre composición de fragmentos manipulables indefinidamente; a la aprehensión inmediata de la obra, hecha visible por el libro que la contiene, hace que le sucedan archipiélagos textuales en movimiento. Estas mutaciones ordenan, inevitablemente, imperativamente, nuevas maneras de leer, nuevos usos de lo escrito, nuevas técnicas intelectuales.



Con el texto electrónico ya no pasa lo mismo. El lector no solo puede someter los textos a múltiples operaciones (puede anotarlo, copiarlo, desmembrarlo, moverlo, etc.) sino, más aún, puede convertirse en su coautor. La distinción, muy visible en el libro impreso, entre el autor del texto y el lector del libro se borra en provecho de una realidad distinta: el lector se convierte en uno de los actores de una escritura a varias manos o, al menos, se halla en posición de constituir un nuevo texto a partir de fragmentos libremente recortados y ensamblados. Desde ahí se comprende que tal posibilidad pone en duda y en peligro todas las categorías que utilizamos para describir las obras, referidas desde el siglo XVIII a un acto creador individual y original, ya para definir la noción misma de copyright, entendida como el derecho de propiedad de un autor sobre una obra producida por su genio singular





LOS CAMBIOS DE LA IMPRENTA



Lo que hizo la imprenta y otros descubrimientos como el telescopio, la pólvora, la brújula, con la sociedad europea, fue transformarla, dándoles un nuevo contexto, logró revolucionar la vida cultural, política y social. Estos procesos científicos ocurridos en el SXVI y XVII y conjuntamente con éstos, están sucediendo hechos religiosos muy importantes, como la Reforma y la Contrarreforma. Este pasaje hacia un nuevo tipo de organización social más complejo y diferenciado conllevaba otro cambio no menos relevantes. El contraste con el orden medieval, la sociedad moderna se distingue precisamente por generar una progresiva afirmacion de la conciencia individual a expensas de la conciencaia colectiva.



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