Arte de reproducir en un papel u otra materia, por medio de presión, una plancha o unos caracteres impregnados de tinta.
La invención de la imprenta, que no es europea, sino china, se remonta al año 960, durante el periodo de los Song (960 - 1279), en que se usaron en China tipos móviles de madera, uso que se extendió a Turquestán en 1280. El caso es que la Europa Central de principios del Renacimiento ya conocía el invento.
Aunque siempre se piensa en Maguncia como la cuna de la imprenta, parece ser que son los Países Bajos su más serio competidor, pues se imprimió allí con tipos móviles antes que en la ciudad alemana, y consta que es la única nación europea a la que los alemanes no llevaron la imprenta.
Puede sacarse así la conclusión de que en Europa se estaba trabajando y buscando una técnica que hiciera posible la producción de libros a partir de un molde constituido por letras sueltas, en lugar de manuscribirlo o estamparlo en un bloque de madera grabada.
Parece ser que fueron naipes las primeras obras que se produjeron, a la vez que imágenes de santos, ya que en el Museo de Bruselas se conserva una xilografía de 1418, que representa a la Virgen rodeada de cuatro santos que es la más antigua que se conoce.
Por esta fecha se empezaron a grabar planchas con textos en letras góticas, a imitación de los códices de aquella época, como Donatos, Ars Moriendi, Biblia Pauperum, y otros.
El trabajo y el tiempo que invertían en grabar estas planchas fueron sin duda lo que indujo a buscar un medio de lograrlas con más facilidad y rapidez. Pero la verdadera invención se atribuye hoy casi sin dudas a Johannes Gutemberg, cuyo mérito fue el de fundir letras sueltas y adaptar una prensa de uvas renana para la impresión de pliegos de papel, que es lo que constituyó la imprenta primitiva (1440); le sigue en importancia Peter Schöffer, que fue quien concibió los punzones para hacer las matrices y fundirlas en serie, y finalmente, Johan Fust, que aportó el capital para llevar a buen término la genial empresa.
En 1454 se publicaron las bulas de indulgencia encargadas por el papa Nicolás V para allegar fondos destinados a sufragar los gastos que ocasionaban las Cruzadas para liberar de la dominación turca los Santos Lugares, de estas bulas se conserva un solo ejemplar en la Biblioteca de Munich.
Existen también dos ediciones de la Biblia: la primera llamada "de 42 líneas", que se empieza a componer en el taller de Gutemberg en 1452 y es la única obra que se le atribuye con seguridad, y la segunda la "de 36 líneas" del año 1459, y hay opiniones de que con anterioridad a ellas se imprimió el Misal de Constanza, catalogado como "el libro tipográfico más antiguo que se conoce", que parece ser de 1450, o incluso antes. Desde luego, en esta obra parece que se hallan defectos de composición de los que adolecen las citadas Biblias, y que hay quien le considera como una primera impresión experimental.
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